A menudo siento que las metas que me propongo llegan solas, sin el menor esfuerzo de mi parte y en los momentos más oportunos.
No me refiero a que tenga una especie de don de estar bien con el destino. Me refiero más bien a que recibo lo que doy a diario, a veces sin esperar alguna respuesta.
En dos libros muy diferente por su género, aprendí que en la vida se logra lo que quieres por la Ley de la Atracción o por el Banco de Favores.
La primera, sencillamente detallada en el libro El Secreto, escrito por Rhonda Byrne, establece que tu estado mental debe estar acorde con lo que deseas. Actúa como si la vida tuviera en su agenda todo listo para darte en su momento lo que te toca.
Cuando desesperas, cuando envidias, cuando evades, cuando te molestas, cuando te deprimes, cuando te escondes, cuando ocultas, cuando engañas, cuando haces daño... Todo esa acción se convierte en efectos negativos que salen a flote cuando menos lo esperas.
En los instantes más precarios, sustituye todo lo malo con pensamientos y acciones positivas. Es algo que ejecuto a diario y no es que practico alguna religión en especial, se trata de una manera de analizar y reflexionar las situaciones que ha dado sus frutos en el último año.
Lo segundo, es el Banco de Favores. Un concepto menos espiritual y mental, pero más práctico.
En el libro El Zahir, Paulo Coelho explica que su carrera le dio muchos beneficios. Para gozar de ellos pensó en este banco donde depositas acciones que luego retornan a tu favor.
Prestar o donar dinero, "sacar las patas del barro" a alguien, dar la cola a un compañero, quedarte unos minutos más de lo establecido en el trabajo, decidir pensando en ti o otros más, todas son acciones que se traducen en depósitos que llenan esa cuenta bancaria.
Cuando sientas que aquellos a quienes beneficias abusan de tu propósito, sácalos de tu camino y sigue adelante. Con el tiempo, sólo gente merecedora de ti estará contigo.
Por lo pronto, en esta etapa experimental de mi carrera y de mi vida, pienso y actúo en función de estos dos principios.
Es tan fácil como levantarte un día y decidir que hoy sí daré inicio a una forma distinta de ver y digerir lo que ocurre a mi alrededor, de una manera irreverente de analizar tu pasado y dejar atrás los errores que podrías cometer en el futuro.
Prometo que este desvío temático no se repetirá a menos que vuelva a sentir la necesidad de mostrar a alguien que el mundo va más allá de un "yo quiero" o "yo merezco".
lunes, 10 de mayo de 2010
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